En "esa" época le colocábamos una placa de matrícula (ibas al taller y "alguien" te dejaba una. En mi caso, una de las verdes con la "P") y a correr por el monte a escape libre (qué gozada...mmm) y encima no se cruzaba ni un conejo (ni los forestales).
Qué lástima que no haya conservado mi querida y ruidosa Cappra VA.
