
Mi hijo estuvo currando en verano para reunir el dinero. Creo que hay experiencias que son estupendas. Mi primera moto fue consecuencia de un mes de Julio haciendo de albañil al sol de Córdoba y me enseñó que en la vida se regalan pocas cosas.
Luego, eso sí, imagina a quien le tocó desmontar horquilla, poner retenes, cambiar aceites ... Pero es de los ratos que voy a recordar mucho tiempo. Y ojalá mi hijo también.
Y, como tú con la de tu hijo, este Agosto también se la he "robado" algún día para ir a la playa con mi mujer. Que no lo hacíamos desde que un verano, aún de novios, íbamos con la Le Mans. La vida pasa rapidísimo, pero también tiene momentos en que da gusto mirar alrededor, ¿verdad?
Ojalá la moto les dé tantos buenos momentos como nos ha dado a nosotros, amigo.