Gracias Julián! Sé que siempre os tengo ahí y eso reconforta.
Mi problema es conciliar la actividad familiar en el pueblo con los trabajos de pintura, ebanistería, restauración o lampistería de una casita cuya obra ya finalizó, pero que estoy acabando en perìodos de asueto o de vacaciones. Mi família quiere hacer excursiones, ir en bici, bañarse en el río o pasear por la montaña y yo siempre tengo cosas que hacer, por lo que o se van sin mi o no van. Si además "estoy continuamente enrredando con bicis, motos y coches", pues eso, que no me queda tiempo para ellos.
Ni en tres vidas acabo lo que me gustaría hacer, así que he de descartar y le ha tocado a esta pobre Montesa. Quizá en el futuro...
Esteban, ya conocía algo del pasado de tu moto. Ojalá todos tuviésemos historias tan bonitas para contar.
Pañales y políticos han de cambiarse a menudo. Y por los mismos motivos.

Manetero forero de cuarta clase
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Registrado: 06 Ago 2011, 23:35
Yo conozco la historia de dos de los fierrillos que tengo:
-La más bonita para mi, por su implicación sentimental, y porque fue la que me metió muchos años después de conocernos en este vicio de los "fierros" (ya no sé si eso es bueno o malo...
) es la de mi vespa 150 s del 65.
La moto la estrenó un vecino del pueblo cercano. Tras algunos años tirada en una cuadra, la compró mi padre en el 82, la pintamos a brocha en azul metalizado Renault 18, con los números de la matrícula en negro también a brocha.
Su destino eran labores rurales, para llevar pienso, bajar avellanas, sacos de hierba, etc...poco después pasó a ser un arma de subidas en cuesta hasta el pueblo de arriba en manos de mis 14 quemadillos años. El el 86 la entregamos para sacar una Puch Condor II nueva.
Cosas de la edad.. los colegas con sus Derbi FD y Minicross hacían cosas que la pobre vespa no podía (entre ellas circular legalmente con 16 años..).
En el 2007 conseguí localizarla en el concejo de donde soy natural, y tras tener la suerte de dar con un propietario razonable, que la había arrinconado en un trastero seco y no quiso abusar de mis implicaciones sentimentales; me la traje a Gijón y la restauré. Ahora sigue conmigo, espero que hasta que me vaya con los pies por delante, o necesite la pasta para comer. Me gustaría que mi hija la conservara, pero eso ya será mucho pedir...
-También conozco de primera mano la historia de la Lambretta LD que guardo como un tesoro. La estrenó el Sr. Aniceto, residente en un pueblo del Bierzo, al lado de Ponferrada. A mediados de los 70 se compró un Ford Fiesta y la LD quedó arrinconada en la bodega tras un fallo del condensador. Fallecido en estado de soltero el Sr. Aniceto, sus sobrinos encontraron la Lambretta debajo de unos tablones. Uno de los sobrinos vive en Gijón y solía ver los viernes por la tarde un grupo de vespas en la acera de cierto bar, nos comentó un día lo de la LD y tras duras negociaciones me fui a por ella. Las ruedas estaban puestas en un carro, pero la chapa estaba razonablemente bien (el clima seco de León hace maravillas con los jamones y las motos...
).
Tras algunas reparaciones menores en el motor, sigue conmigo después de dos años, con su chapa oxidada pero original, con la placa original del 58 con los datos del Sr. Aniceto; arrancando a la segunda patada, y sin dejarme nunca tirado en las varias salidas a las que hemos asistido, que para sus 55 años y mis > 100 kilos han sido todo un reto.
-La más bonita para mi, por su implicación sentimental, y porque fue la que me metió muchos años después de conocernos en este vicio de los "fierros" (ya no sé si eso es bueno o malo...

La moto la estrenó un vecino del pueblo cercano. Tras algunos años tirada en una cuadra, la compró mi padre en el 82, la pintamos a brocha en azul metalizado Renault 18, con los números de la matrícula en negro también a brocha.
Su destino eran labores rurales, para llevar pienso, bajar avellanas, sacos de hierba, etc...poco después pasó a ser un arma de subidas en cuesta hasta el pueblo de arriba en manos de mis 14 quemadillos años. El el 86 la entregamos para sacar una Puch Condor II nueva.

En el 2007 conseguí localizarla en el concejo de donde soy natural, y tras tener la suerte de dar con un propietario razonable, que la había arrinconado en un trastero seco y no quiso abusar de mis implicaciones sentimentales; me la traje a Gijón y la restauré. Ahora sigue conmigo, espero que hasta que me vaya con los pies por delante, o necesite la pasta para comer. Me gustaría que mi hija la conservara, pero eso ya será mucho pedir...
-También conozco de primera mano la historia de la Lambretta LD que guardo como un tesoro. La estrenó el Sr. Aniceto, residente en un pueblo del Bierzo, al lado de Ponferrada. A mediados de los 70 se compró un Ford Fiesta y la LD quedó arrinconada en la bodega tras un fallo del condensador. Fallecido en estado de soltero el Sr. Aniceto, sus sobrinos encontraron la Lambretta debajo de unos tablones. Uno de los sobrinos vive en Gijón y solía ver los viernes por la tarde un grupo de vespas en la acera de cierto bar, nos comentó un día lo de la LD y tras duras negociaciones me fui a por ella. Las ruedas estaban puestas en un carro, pero la chapa estaba razonablemente bien (el clima seco de León hace maravillas con los jamones y las motos...

Tras algunas reparaciones menores en el motor, sigue conmigo después de dos años, con su chapa oxidada pero original, con la placa original del 58 con los datos del Sr. Aniceto; arrancando a la segunda patada, y sin dejarme nunca tirado en las varias salidas a las que hemos asistido, que para sus 55 años y mis > 100 kilos han sido todo un reto.
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